La Boca de Mérode

He visto la boca de la señorita de Mérode, a los quince años -boca ancha, ávida, curiosa- y la veo hoy. Ya no es la misma. Se ha estrechado, cerrado, contraido, como la de una persona engreida, satisfecha, a la que ya no se le puede enseñar nada. Se ve fatiga y un comienzo de cansancio en esta boca voluptuosa y bonita. Y tambien tristeza. Tomado del libro el Danubio (Claudio Magris).

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